¿Por qué nace este blog?

Porque la historia del migrante venezolano no comienza en la frontera.

No salieron por gusto. Salieron porque Venezuela dejó de ser habitable para millones. Un país con una de las democracias más sólidas de América Latina se fue convirtiendo en una sombra: inflación desbordada, servicios colapsados, represión política, hambre y miedo. Las promesas de justicia social fueron reemplazadas por el control absoluto, y la Constitución, antes símbolo de derechos, terminó siendo papel mojado.

Y así, poco a poco, comenzaron a irse a pie, en autobús, en avión. Dejaron atrás familia, estudios, profesiones, certezas. Algunos llegaron a México, un país complejo y hospitalario a la vez, con su propia historia de luchas, desigualdades y sueños rotos.

Aquí, se enfrentan a nuevas leyes, a trámites desconocidos, a una política migratoria que a veces abraza y otras veces rechaza, viven entre la informalidad, la xenofobia, la esperanza de legalizarse y el deseo de no rendirse. México, con su Constitución y su historia, se convierte en un nuevo terreno para sembrar raíces… aunque las de allá aún duelan.

Este blog nace para contar lo que no siempre sale en las noticias, para hablar de lo que significa ser migrante no solo desde la necesidad, sino también desde la dignidad. Para explicar de forma ¨clara y útil¨ cómo navegar los sistemas legales mexicanos, qué derechos los protegen y cómo encontrar información real en medio del ruido.

Pero también es un espacio para la memoria. Porque detrás de cada historia migrante hay un país que duele y un país que espera. Este es un blog para quienes quieran entender qué está pasando, cómo ayudar, cómo aprender.

Porque migrar no borra el pasado, lo transforma. Y contarlo es una forma de resistir.